Compost casero: transforma tus restos en vida

¿Qué es el compostaje casero?

El compostaje casero es un proceso natural mediante el cual los residuos orgánicos del hogar como restos de comida o vegetales se descomponen de forma controlada para transformarse en un abono rico en nutrientes, conocido como compost.

Este proceso reproduce lo que ocurre en los suelos de los bosques, donde la materia orgánica se recicla continuamente, pero lo hace en tu jardín o terraza y con residuos que normalmente acabarían en la basura.

¿Para qué sirve?

• Enriquece el suelo: mejora la estructura, aireación y retención de humedad.
• Reduce residuos: hasta un 40% de la basura doméstica puede compostarse.
• Disminuye el uso de fertilizantes químicos: el compost actúa como abono natural.
• Disminuye tu huella de carbono: reduce emisiones de metano en vertederos.

Tipos de compostaje casero

• Compostaje en montón: ideal para jardines grandes. Se realiza directamente sobre el suelo.
• Compostaje en compostera: se hace en recipientes ventilados, perfecto para patios o terrazas.
• Vermicompostaje: usa lombrices rojas (Eisenia foetida) para acelerar la descomposición. Muy eficaz para interiores.

¿Qué puedes compostar?

• Restos de frutas y verduras
• Bolsas de té, café molido y cáscaras de huevo
• Hojas secas, recortes de césped y ramas pequeñas
• Cartón y papel sin tinta en trozos

Evita añadir

• Restos de carne o pescado
• Productos lácteos o aceites
• Plantas enfermas o con pesticidas
• Excrementos de mascotas

Pasos para crear tu compost casero

1. Elige un recipiente o zona de compostaje: compostera, tambor o montón en el suelo.
2. Alterna materiales húmedos (verdes) y secos (marrones) en capas.
3. Mantén una buena aireación removiendo el compost cada 1–2 semanas.
4. Controla la humedad: debe parecer una esponja escurrida.
5. En 2–4 meses, tendrás un compost oscuro, con olor a tierra y textura desmenuzable.

Indicadores de compost maduro

• Color oscuro: el compost terminado tiene un color marrón oscuro o negro.
• Olor a tierra húmeda: no debe oler mal, sino como un bosque tras la lluvia.
• Textura suelta y desmenuzable: debe parecerse al mantillo o a tierra fértil.
• Sin restos reconocibles: no deben verse trozos de cáscaras, tallos u otros elementos no descompuestos.
• Temperatura ambiente: ya no genera calor, lo que indica que la actividad microbiana ha bajado.

Consejos extra

• Coloca la compostera a la sombra y sobre tierra para facilitar el drenaje.
• Usa una tapa o cubierta para evitar el exceso de lluvia y mantener la temperatura.
• Agrega cartón triturado si huele mal o está muy húmedo (absorbe el exceso de líquido).
• Si está seco y no se descompone, añade más residuos húmedos o un poco de agua.